Actualmente hay muchos niños/as sin diagnosticar que son considerados traviesos, mal estudiantes, o que no se esfuerzan lo suficiente. Además, hay muchos padres/ madres que se resignan pensando que estas conductas forman parte de la personalidad de su hijo/a, sin entender que en realidad el niño/a tiene un trastorno que puede ser tratado.
A lo largo de la vida el TDAH puede presentarse con diferentes características clínicas:
Niños/as Pequeños (1 a 3 años):
- Cambios en el temperamento.
- Impulsividad.
- Adaptación social limitada.
- Dificultad para obedecer y respetar las normas.
- Pueden presentar alteraciones del sueño, del lenguaje y del desarrollo motor.
Niños/as Preescolar (3 a 6 años):
- Inquietud motriz.
- Menor intensidad y duración en el juego.
- Déficits asociados: retraso en el desarrollo, dificultad en la coordinación motora, conducta negativista desafiante, problemas de adaptación social, accidentes, etc.
- A estas edades no hay instrumentos fiables para evaluar el TDAH. Estos síntomas deben tratarse como factores de riesgo, más que como signos diagnósticos.
Escolares (6 a 12 años):
- Se distraen con facilidad.
- Inquietud motora
- Conducta impulsiva que perturba el ambiente.
- Dificultades asociadas: trastornos específicos del aprendizaje (lectura, escritura, cálculo), repetición de curso, rechazo de sus compañeros, relaciones familiares alteradas, baja autoestima, comportamiento agresivo, etc.
Adolescentes (13 a 20 años):
Se calcula que alrededor del 70% de los niños/as llegan a la adolescencia con este trastorno. Se percibe un cambio a estas edades, como la disminución de la hiperactividad motora, interiorizándose como hiperactividad mental o impaciencia. Sin embargo, persiste el déficit de atención y las dificultades de planear y organizarse. Todo esto genera:
- Dificultades escolares
- Disminución de autoestima
- Rechazo de los amigos
- Búsqueda indiscriminada de afecto
- Conductas de riesgo: agresividad, delincuencia, abuso de drogas, problemas emocionales, embarazos, accidentes, etc.
Como hemos comentado anteriormente, un diagnóstico fiable se realiza a partir de los 6-7años. Siguiendo la clasificación DSM-IV-TR (2002), para diagnosticar el TDAH se exige que el niño/a cumpla al menos seis criterios de la subescala de déficit de atención, y/o de la subescala hiperactividad- impulsividad, durante al menos 6 meses:
Déficit de atención:
- A menudo no presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades.
- A menudo tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en actividades lúdicas.
- A menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente.
- A menudo no sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares, encargos, u obligaciones en el centro de trabajo (no se debe a comportamiento negativista o a incapacidad para comprender instrucciones).
- A menudo tiene dificultades para organizar tareas y actividades.
- A menudo evita, le disgusta tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (como trabajos escolares o domésticos).
- A menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades (p. ej., juguetes, ejercicios escolares, lápices, libros o herramientas).
- A menudo se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes.
- A menudo es descuidado en las actividades diarias.
Hiperactividad:
- A menudo mueve en exceso manos o pies, o se remueve en su asiento.
- A menudo abandona su asiento en la clase o en otras situaciones en que se espera que permanezca sentado.
- A menudo corre o salta excesivamente en situaciones en que es inapropiado hacerlo (en adolescentes o adultos puede limitarse a sentimientos subjetivos de inquietud).
- A menudo tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades de ocio.
- A menudo «está en marcha» o suele actuar como si tuviera un motor.
- A menudo habla en exceso.
Impulsividad:
- A menudo precipita respuestas antes de haber sido completadas las preguntas.
- A menudo tiene dificultades para guardar turno.
- A menudo interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros (p. ej., se entromete en conversaciones o juegos).
Dado que la sintomatología descrita puede aparecer en cualquier momento y circunstancia en distintos niños/as (que no presenten TDAH), la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, 2002) considera que para poder diagnosticar a un niño/a con TDAH, además de la sintomatología antes descrita, se deben cumplir los siguientes requisitos:
- Los síntomas se deben manifestar por encima de lo que se esperaría del niño dada su edad cronológica, su edad metal y la educación recibida.
- Se deben manifestar en dos o más ambientes aunque sea con distinta intensidad.
- Estos síntomas generan dificultades para su adaptación escolar, social, personal o familiar.
- El problema tiene un carácter crónico, presentándose estos síntomas antes de los siete años.
- La sintomatología presentada no se debe a otro tipo de trastorno mental, como un trastorno generalizado del desarrollo o del estado de ánimo.
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